¿Es posible mantener la cristalería reluciente con el uso del lavavajillas?

Sigue estos consejos para que tu cristalería brille como el primer día.

Cuando hablamos de cristalería en el sector de la restauración puede preocuparnos su mantenimiento y calidad a lo largo del tiempo. El cristal se caracteriza por ser un material poroso que absorbe los olores fácilmente y por su color transparente, en el que es muy fácil que marcas de huellas, labios, polvo… queden muy presentes. Con el fin de poder ofrecer una experiencia de cliente completa, hemos pensado en darte algunas sugerencias para que tu cristalería mantenga su brillo y el comensal quede satisfecho.
 
En un sector como es el hostelero, el servicio al comensal es primordial y por ello es imprescindible dedicar nuestros esfuerzos a ofrecer la máxima calidad. Gracias al uso del lavavajillas el personal puede dedicarse a la atención al cliente y es suficiente suplementar los programas automáticos con algunas rutinas complementarias para un mejor acabado de las piezas.  

Complementar la tarea del lavavajillas

El lavavajillas es una herramienta primordial para garantizar la higiene imprescindible para la salud de los comensales. Además, hoy en día, todos los programas de automatización nos garantizan el brillo de las copas haciendo más fácil que nunca el mantenimiento de toda la cristalería.
 
Si bien, el lavavajillas es una herramienta imprescindible para el día a día de los negocios de restauración, desde Summa recomendamos tener en cuenta ciertos pasos previos y posteriores que te permitirán que tus piezas luzcan servicio tras servicio.
 
En este sentido, recomendamos enjuagar algunas piezas antes de ponerlas en el lavavajillas y utilizar un programa de lavado corto. Las copas de vino en concreto son piezas muy delicadas y en las que suelen quedar manchas que no se ven a simple vista, pero si a trasluz.  

El programa de lavado

Según la norma DIN 10511, se recomienda 90 segundos de lavado para que la solución de limpieza actúe óptimamente y se obtenga un resultado brillante e higiénico. Esta solución no debería superar los 60º. Para que haya una buena higiene la temperatura del depósito debe ser de mínimo 55ºC.

En cuanto al abrillantador, la temperatura debería ser de 65º y deberíamos prestar especial atención a la dosificación, ya que si se produce una baja dosificación aparecerán gotas y rayas de agua en las piezas. Si por el contrario hay una excesiva dosificación de abrillantador, aparecerán rayas y marcas en forma de nubes y burbujas.
 
Variaciones de temperatura podrían afectar nuestras piezas y copas ya que el cristal es sensible a estas, por ello que recomendamos enfriar las copas a temperatura ambiente antes de llenarlas con bebidas frías.

El agua también es un factor clave en el mantenimiento del cristal. La calidad del agua influye en la aparición de manchas en las copas. Si el agua es dura aparece una capa blanca de manchas, no soluble con agua. Si el agua es blanda aparecerán residuos de sal solubles con agua y rayas. Además, con una correcta presión del agua protegemos el cristal de la corrosión. La corrosión en el cristal es una erosión de la superficie, en la cual aparece una rugosidad que se ve como una neblina en el cristal.
 
La solución es utilizar agua parcialmente desmineralizada para conseguir resultados casi sin residuos. Si en cambio tenemos agua desmineralizada o disponemos de Osmosis las copas tendrán un brillo radiante sin residuos.

El secado

Una vez la cristalería está limpia, debemos asegurar un buen secado, pero sin que el tiempo sea excesivo. Se recomienda que sea el menor posible para que queden limpios y no proliferen los gérmenes. Si la puerta del lavavajillas permanece cerrada después del proceso de lavado, se crea un vapor que se deposita en la cristalería y las copas como agua de condensación y tiene un efecto negativo en el autosecado de las copas. Es por ello que aconsejamos abrir el lavavajillas una vez el programa ha terminado y no dejar las copas durante la noche dentro del mismo. Podemos retirar la cesta al finalizar el lavado para alcanzar un perfecto secado.
 
No debemos secar a mano las copas después de que estén lavadas ni tampoco sacarles brillo, ya que esto podría incrementar la proliferación de gérmenes. El lavavajillas asegura una limpieza y secado totalmente higiénico.

El almacenamiento

En cuanto a que se produzcan olores desagradables, los podemos evitar con unos sencillos consejos de almacenaje. En primer lugar, no debemos almacenar las copas en las instalaciones donde se cocine ya que los olores que pueden impregnar en las piezas. Tampoco aconsejamos colgar las copas encima de la barra, almacenar la cristalería en armarios de madera ni sobre paños de cocina húmedos. No debemos colocar las copas y vasos boca abajo, si los ponemos boca arriba el aire circulará en su interior y tampoco apilarlas.
 
Para el mantenimiento del lavavajillas en perfecto estado deberemos evitar que entre en él trozos de comida ni lavar los trapos de limpieza. Recomendamos vaciar la maquina con un programa de autolavado tras finalizar el ciclo, limpiar los filtros y las bandejas y mantener la puerta abierta hasta su próximo uso.